Edgar Wilson dejó su trabajo como aturdidor en el matadero. Ahora se dedica a recoger los cuerpos de los animales que mueren en la ruta y llevarlos a un depósito donde se trituran en un gran molino para convertirlos en compost. Un día cualquiera, los graznidos de los buitres, fuertes y constantes, lo conducen hacia el interior de la mata, donde descubre el cadáver ...
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