Conforme cuentan las fuentes antiguas, Aníbal tenía nueve años cuando su padre lo llevó al templo de Cartago y sumergió sus manos en la sangre del sacrificio. Fue entonces, delante de los dioses, cuando Aníbal hizo un juramento de odio eterno hacia Roma. Pocas figuras a lo largo de la Historia han logrado capturar y mantener viva de forma tan evidente la imaginación popular ...
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