Gómez Dávila, Marqués de Velada, logró mantener su reputación y elevar su casa a la grandeza, padeció validos, disimuló secretarios, negoció amistades, enhebró oficios, temió mudanzas, se ocupó de reunir códices y adornar camarines, habló de trazas y jardines, no desatendió expedientes más prosaicos, pero no menos decisivos, como dotes y esponsales, sufrió alcances de hacienda, forjó su memoria en piedras y en libros. ...
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