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La ruta española a China

La ruta española a China.

Autor/es

  • EAN: 9788495241535
  • ISBN: 978-84-95241-53-5
  • Editorial: El Viso, Ediciones
  • Encuadernación: Cartoné
  • Medidas: 24 X 32 cm.
  • Páginas: 254

75,00 €

Disponible en 4-10 días

Esta obra recoge la historia de las relaciones comerciales, culturales y diplomáticas entre China y España con el propósito de aportar datos que nos permitan conocer la huella que ha dejado el encuentro con el país asiático en la cultura española. La investigación tiene su punto de partida en los contactos comerciales que España estableció con China a mediados del siglo XVI, con especial hincapié en la excepcionalidad de la ruta española que, a diferencia de las emprendidas por otros países europeos, se estableció a través de las rutas que abrió por el Pacífico. Este itinerario arrancaba en la ciudad de Manila, a la que llegaban todos los años, procedentes de los puertos chinos de Cantón y Amoy (Xiamen) numerosos juncos repletos de productos, como tejidos de seda, porcelanas, abanicos, marfiles Todas esas mercancías se embarcaban en el Galeón de Manila o Nao de China, que partía cada año rumbo al puerto de Acapulco, en Nueva España, donde se celebraba una gran feria anual. Parte de los géneros era llevada a Perú, mientras que el resto se transportaba por tierra hasta México por el "Camino de Asia" y desde aquí, a través del "Camino de los Virreyes", a Veracruz. Allí se embarcaba una buena parte de esas mercancías con destino a España, donde eran altamente cotizadas. Al año siguiente el galeón volvía a Manila con productos procedentes de la metrópoli española y de los virreinatos americanos destinados a los mercados asiáticos. Las tierras americanas, además de ser el punto intermedio en el tráfico de China y España, proporcionaban el principal producto que el mercado chino apreciaba como moneda de cambio: la plata. Su importancia quedó plasmada en la amplia circulación que tuvieron en China los reales acuñados en las cecas españolas, novohispanas y peruanas, convertidos en los más apreciados en las transacciones internacionales, y que incluso se resellaban con caracteres chinos, hecho al que se presta especial atención en este libro. La ruptura, por parte de Holanda y otras potencias europeas y sus "Compañías de las Indias Orientales", del monopolio del comercio con China que mantenía la Península Ibérica desde que la unión de las coronas de España y Portugal puso bajo el control de Felipe II las dos rutas principales de comunicación con Asia 'la que unía Lisboa con las Indias Orientales y la que enlazaba Sevilla con Manila a través del Atlántico y el Pacífico' no supuso la interrupción de los contactos. España, que había sido hasta entonces la principal receptora de la producción material e intelectual china, continuó durante el siglo XVIII importando grandes cantidades de objetos exóticos y se vio influida, al igual que otros países europeos, por la moda de la chinoiserie, plasmada en la arquitectura, el diseño de interiores, la pintura, las artes decorativas o la jardinería. La influencia de la cultura china no se limitó al arte visual, sino que se extendió a otras manifestaciones, como la literatura, el teatro, la música o la gastronomía.

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