Llama de luna "(Haikus 2015-2018)"

Estos haikus, que Ricardo Virtanen reúne bajo el título "Llama de luna", fueron escritos entre 2015 y 2018; es decir, han necesitado cuatro años para que las sensaciones que los inspiraron tomaran forma. Son fruto de la observación y la paciencia. Pero también son breves cantos en los que está presente la armonía, tal vez porque nuestro haijin, aparte de poeta, es músico y sabe encontrar el tono adecuado para que sus versos suenen bien. El libro está dividido en tres partes. En la primera, «En la intemperie», la atención está puesta en la naturaleza, en las sensaciones desnudas que han provocado el asombro y la admiración del poeta. El panorama es rico y variado. Desde el temblor de la luz ante el crisantemo a las sombras que nacen del nuevo día. Todo ello expresado con sencillez, sin grandes imágenes ni aspavientos. Las cosas tal cual son, en su verdad esencial. En la sección titulada «Pura tibieza», salen a la luz tibia de la luna los sentimientos humanos y aparece el propio poeta en relación con el mundo que lo rodea, no como mero observador, sino interactuando con el entorno. Poniendo el foco central en sus propias percepciones. En la tercera parte de este libro: «Llama de nadie», nos sorprende variando el ritmo inicial, pues logra una máxima expresión con solo dos versos, algo poco frecuente en este tipo de composiciones, lo cual ya introdujo en su libro anterior, "Nieve sobre nieve". Una fórmula que nos recuerda a Santôka (1882-1940), quien redujo los haikus a su mínima expresión. Estos grandes silencios que acompañan a las palabras son esenciales, porque nos permite intuir lo que no es visible. Esa luz que el poeta rescata de las sombras nos alcanza como un dardo que apunta al corazón.