Durante mucho tiempo se ha considerado a los otomanos como déspotas que conquistaban por mero poderío militar, una entidad esencialmente asiática desprovista de genuino carácter europeo. Pero ¿cómo puede esto ser cierto de un imperio cuya capital era la antigua Constantinopla, cuyos soberanos se autodenominaron «césares de Roma» y cuyos dominios abarcaban una vasta extensión de Europa? En este monumental libro, Gábor Ágoston nos ...
39,95 €