En vez de proyectarse hacia el siglo XXI, Francia parece dedicar su energía a la conservación de un modelo obsoleto. El país dejó de trabajar en 1980, dice el autor, y desde entonces vive de rentas. Algo marginada hoy en día en los foros internacionales, está financieramente débil. Entre los ciudadanos hay desconcierto, lo que propicia la demagogia. Y esto es lo propio de ...
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