Los personajes literarios no son seres de papel sino criaturas vivas que llevan una existencia autónoma en el interior de los textos, llegando en ocasiones a cometer crímenes a espaldas del autor. Sin haberlo comprendido, Conan Doyle deja que Sherlock Holmes se equivoque en su más famosa investigación, "El perro de los Baskerville", y acuse erróneamente a un pobre animal, permitiendo que el auténtico ...
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