Desde antiguo, la plaza, la calle, el mercado, y aun las ferias y las fiestas, fueron los contextos habituales para comprar y vender todo tipo de género. Si los vendedores con puestos fijos podían o no pregonar su mercancía, dado que los clientes habituales conocían el lugar donde se ubicaban y el género que despachaban, los ambulantes estaban casi obligados a hacerse notar y ...
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