Tuiavii viajó a Europa a principios del siglo XX y allí descubrió un mundo incomprensible, que no tenia nada que ver con la vida sencilla y despreocupada de los isleños de Samoa. Los samoanos no conocían 'ni tampoco necesitaban' el dinero («el metal redondo»), ni los grandes edificios («canastas de piedra»), los cines («locales de pseudovida»), ni periódicos («los muchos papeles»). Tuiavii nunca entendió ...
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