Hasta hace no mucho tiempo, las mujeres que no se casaban eran estigmatizadas como raras, neuróticas, amargadas, poco agraciadas o, directamente, fracasadas. Llevaban sobre los hombros una pesada losa que producía, en el mejor de los casos, lástima. El matrimonio ha sido la norma durante siglos, el que marcaba la llegada a la edad adulta de la mujer y, generalmente, su medio para subsistir. ...
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