Una esponjosidad nívea cubre la cabecita redonda de mamá, la misma curva que envuelve su cerebro distraído, y cada vez más enajenado, con necesidades básicas, que no son otras que, atenciones, abrazos, mimos y arrumacos. Mamá queda perdida en un escenario oscuro donde las palabras se han fugado y, por tanto, son incapaces de ser estructuradas en alguna frase, mientras yo continúo esperando que ...
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