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Desperta Ferro. Antigua y Medieval nº 76: Las primeras guerras de Europa "La Edad del Bronce"

Desperta Ferro. Antigua y Medieval nº 76: Las primeras guerras de Europa "La Edad del Bronce".

Autor/es

  • EAN: 2000092727104
  • ISBN: X-00272710
  • Editorial: Desperta Ferro Ediciones
  • Colección: Revista Desperta Ferro. Antigua y Medieval
  • Encuadernación: Rústica
  • Medidas: 21 X 30 cm.
  • Páginas: 66

7,50 €

Disponible

Mientras en el Próximo Oriente egipcios, mitanios, hititas, asirios, babilonios y elamitas se disputaban la hegemonía, desencadenando conflictos coronados por batallas tan conocidas como Megido (1457 a. C.) o Qadesh (1274 a. C.), la Europa de la Edad del Bronce conocía también la violencia y la guerra. De la mano de una tupida red comercial construida sobre la redistribución de minerales para la elaboración de bronce (cobre y estaño) y de piezas manufacturadas en este metal, estrechamente interconectada con el Mediterráneo y el propio Oriente, las poblaciones europeas se jerarquizaron paulatinamente. Las ganancias obtenidas de este lucrativo comercio --en el que se imbricaron también otros productos, como el ámbar-- no tardaron en alimentar el ansia predatoria y las ambiciones para ejercer su control entre unos y otros grupos. El surgimiento de élites armadas cada vez más especializadas, así como su encumbramiento como aristocracias heroicas y rectoras de sus sociedades fue en paralelo a una inevitable escalada de la conflictividad que dio lugar al fenómeno de la guerra en la Edad del Bronce en Europa. A la vez comerciantes, guerreros, gobernantes e, incluso, sacerdotes/chamanes y navegantes, estos combatientes dejaron como huella de su paso por la historia y de sus gestas espléndidas panoplias de bronce, estelas grabadas y, ocasionalmente, también sus cuerpos. Mudos testimonios de una era que fue forja de muchos de los mitos y leyendas de la Antigüedad --a la par que sentó las bases de las posteriores sociedades de la Edad del Hierro--, algunos de estos restos, como los documentados en el campo de batalla del río Tollense (ca. 1250 a. C.), nos hablan de una frenética actividad diplomática y militar --muy lejos de una supuesta era de paz-- enfocada al dominio de lucrativas rutas mercantiles, por tierra y por mar, cuyos ecos y consecuencias llegarían a repercutir, incluso, en los lejanos palacios de Hattusa, Tebas o Micenas.

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