Discurso "Sobre la codicia de las grandes empresas y el declive de la clase media"

El 10 de diciembre de 2010 Bernie Sanders, el aguerrido senador octogenario de Estados Unidos -y curtido- por el estado de Vermont, saltó a la palestra del Capitolio armado con una soflama incendiaria -en cocción avanzada- y, sin prisa pero sin pausa, empezó a declamar una arenga que atrincherado le tuvo en el estrado durante prácticamente todo el pleno. El discurso que aquí reproducimos íntegramente es un grito de alarma y una llamada a la acción. Su objetivo visible era bloquear un acuerdo entre Obama y el Partido Republicano que ampliaba las rebajas fiscales concedidas por Bush a los multimillonarios, reducía el impuesto de sucesiones para las grandes fortunas y desviaba recursos esenciales antes destinados al fondo de la Seguridad Social. Las afiladas palabras de Sanders diseccionaron el calamitoso estado de una clase media empobrecida por decenios de políticas económicas depredadoras, denunciaron con datos incontestables la catastrófica codicia de las grandes empresas y pusieron el dedo en la llaga de una desigualdad lacerante. El viejo senador levantó la voz y proclamó que la decencia es aún posible.