El oasis perdido "Almásy, Zerzura y la guerra del desierto"
Autor/es
- EAN: 9788494826580
- ISBN: 978-84-948265-8-0
- Editorial: Desperta Ferro Ediciones
- Año de la edición: 2018
- Colección: Segunda Guerra Mundial
- Encuadernación: Rústica
- Medidas: 16 X 24 cm.
- Páginas: 384
24,95 €
Disponible«Me gusta pensar en Zerzura como una idea que no podemos describir con una palabra, algo que espera a ser descubierto en algún lugar remoto e inaccesible, si uno es lo suficientemente arrojado como para intentar su búsqueda. Algo indefinido, con contornos diferentes según el individuo que lo piense; para un árabe, puede ser un oasis o un tesoro oculto, para un europeo, un yacimiento arqueológico, una nueva planta o mineral o, simplemente, el anhelo de encontrar algo todavía desconocido». Así describía Ralph Bagnold la pasión que durante los años treinta del siglo XX arrastró a un grupo de aventureros cosmopolitas --el Club Zerzura-- a internarse en el desierto de Libia, recorriéndolo en vehículos y aeroplanos en pos de oasis perdidos y antiguas ciudades de civilizaciones desaparecidas, con las "Historias" de Heródoto como guía de viaje. Pero, detrás de un aparente y caballeroso espíritu deportivo, estos gentlemen se dedicaban a cartografiar el desierto de Libia por motivos militares. En "El oasis perdido. Almásy, Zerzura y la guerra del desierto", Saul Kelly nos habla de la rivalidad despiadada enmascarada tras sus expediciones: si Mussolini contaba con hacer de Egipto la pieza central de un nuevo Imperio romano, los británicos, para quienes el canal de Suez era estratégico, estaban totalmente dispuestos a impedirlo. Pronto el ejército perdido del rey persa Cambises vería su sueño turbado por las cadenas de los blindados del Eje, decididos a alcanzar Alejandría, y los miembros del Club tomarían senderos encontrados. Mientras que Bagnold fundó el Long Range Desert Group para espiar e interrumpir el avance del Afrikakorps de Rommel, el conde László Almásy --fascinante aventurero y aristócrata húngaro, el verdadero «paciente inglés»-- intentaba llenar El Cairo de agentes nazis. Un juego peligroso en el que ambos se valieron del conocimiento y de los mapas del desierto trazados durante sus arriesgadas exploraciones. «Un día, quizá el viento del desierto libio, soplando en tempestad sobre los cordones de dunas y levantando en el aire nubes de arena fina, restituirá a los hombres el oasis perdido, revelando su emplazamiento y sus secretos», dijo Théodore Monod, otro explorador. Pero ese día no ha llegado y Zerzura sigue durmiendo, esperando. Búsquenla mientras tanto en las páginas de "El oasis perdido. Almásy, Zerzura y la guerra del desierto".