Juventud americana

Teddy tiene catorce años y vive con su madre en una pequeña ciudad de New Hampshire, azotada por la recesión. Donna es profesora en el instituto del lugar y mantiene a la familia, al menos por el momento, porque Pete, el padre, se ha ido a buscar trabajo a Pensilvania. El padre confía en que con el dinero de la venta de la casa podrán empezar una nueva vida en otro lugar con más posibilidades y la madre espera desesperadamente un cambio en la economía. Teddy, cuya vida es demasiado nueva como para comprender las esperanzas de sus mayores, no quiere irse de allí, y se carga el cartel de venta de la casa siempre que puede. Y va navegando a ciegas entre las turbulencias, las angustias y los goces de la adolescencia. Hasta que un día invita a su casa a dos de sus amigos más pijos, hijos de una familia que vive en una de las urbanizaciones de lujo que comienzan a ocupar el lugar de la antigua ciudad que está muriendo. Y cuando empiezan a aburrirse, él intenta divertirles enseñándoles el rifle de su padre. Pero Teddy se ausenta un momento, y uno de los chicos mata accidentalmente a su hermano. Y el inocente Teddy, entre las versiones contradictorias del involuntario asesino, y las bienintencionadas pero confusas instrucciones de sus padres, se convertirá en un paria, en un solitario obligado a callar, abrumado por la culpa. Hasta que se le acercan otros chicos del instituto que han hecho de él su héroe, y pertenecen a la Juventud americana, una subterránea organización que reivindica los antiguos valores puritanos, y algunos más recientes del fascismo...