La época de la transición. En los albores del derecho común europeo

Este libro está dirigido principalmente a estudiantes. Por lo tanto, desde el inicio ha sido pensado sin pretensión alguna de totalidad ni exhaustividad científica. La originalidad reside, si acaso, en la propuesta de síntesis, no tanto en sus contenidos. También por su destino, la redacción ha conllevado alguna escogencia. La primera con respecto al espacio reservado a la narración de los eventos. La hipótesis de reducir al mínimo las referencias a los obvios hechos históricos, considerándolos conocimientos ya adquiridos por el lector, ha sido rechazada desde el inicio. Si la lectura del fenómeno jurídico no puede nunca escindirse de una más general como devenir histórico (siendo el primero simplemente una particular y calificada expresión del segundo), en un periodo como el que se ha escogido aquí para observar, «Derecho» e «Historia» aparecen aún más inextricables. Al contrario, se ha buscado aislar algunos eventos que, por sobre otros, podrían dar eficacia al discurso histórico-jurídico y sobre los cuales se invita detener la atención de la lectura. En algunos casos, cuando los eventos históricos particulares no parecían tan necesarios para captar este o aquel aspecto jurídicamente relevante y, aun así no podían excluirse del todo, se ha decidido confinarlos en las notas a pie de página. A este objetivo también responde, quizás todavía mejor, la 'Cronología que sigue a esta Introducción. Al lector particularmente curioso y, tal vez, interesado en transformar la simple lectura en una búsqueda personal, en cambio, se ha pensado dedicar una 'Bibliografía razonada al final del volumen. No es más que alguna sugerencia para lecturas ulteriores, simples indicaciones de otros tantos puntos de partida. Si en su conjunto, tales elecciones han sido menos felices, si la lectura resulta al final más o menos pesada, será el lector quien lo juzgue. Los caracteres de extrema fluidez política e institucional que evidencia la Época de la Transición y las continuas interconexiones entre diferentes realidades culturales, ideológicas y religiosas han tornado inadmisible (al menos por la fuerza de quien escribe) cualquier tentativa de abrazar en un discurso, incluso a manera de síntesis, la multiplicidad de aspectos que conforman el fenómeno jurídico. Entonces, ante la necesidad de efectuar algunas escogencias, se ha decidido el privilegiar la justicia como una especie de 'hilo rojo. Los sistemas que las diversas sociedades han elegido con el objeto de poner fin a las controversias que nacían a lo interno, han parecido, en efecto, particularmente adaptadas a recoger no solo las especificidades originarias de las diferentes civilizaciones y culturas jurídicas que se intenta narrar, sino también los más precisos y claros indicadores de eventuales variaciones, influencias, reformas e intercambios.