Las 7 cumbres

Europa, Asia, África, las dos Américas, Oceanía y la Antártida son los siete continentes cuyas mayores elevaciones se constituyen como escenarios de este relato.¿Por qué siete? Quizá las causas guarden más relación con nuestro inconsciente colectivo, que con la Geografía; Siete Días de la Semana, Siete Artes, Siete Maravillas... Ramón Portilla, primer español en lograrlas -"uno de los últimos nómadas en un mundo que ha acabado con los nómadas"- nos pasea por el planeta a través de esta obra. No nos da datos técnicos. Ramón nos cuenta en tono sobrio una historia apasionada, en la que se cruzan las vidas -y muertes- de otros nómadas que, deambulando, pa­saron por su corazón. La historia había empezado, sin que nadie lo supiera, en 1986 en la Sur del Aconcagua, toma cuerpo en la cima del Everest en 1992, y se acerca a su fin en las postrimerías del 93, cuando contra todo pronóstico, a Ramón Portilla se le abren de repente las puertas de la Antártida. En la tarde de la Nochevieja, mientras el resto del mundo se prepara para una cena opípara, Ramón se ve comprando apresuradamente veintidós sobres de sopa -"eso sí, de distintos sabores"- que constituyen el único manjar que se lleva de casa. En aquel momento, Ramón debió de sentirse a la vez triste y satisfecho por un éxito que ya sabía, no iba a escapársele. Lo sabía porque enton­ces recordó una travesía glaciar en la Patagonia Argentina; él se había responsabilizado de la alimentación, y durante siete días comieron... sólo sopa. Cuando Mirra Smid, su compañero en aquella travesía descubrió en medio del hielo, el futuro gastronómico que le esperaba gracias a semejante genio de la intendencia, sólo acertó a decir: "Bueno... lobo hambriento, camina más deprisa." Ramón se sintió satisfecho por saberse capaz de domi­nar su hambre, y triste porque Mirra Smid, su amigo nómada, había muerto escalando montañas pocos meses antes.