Con su séptimo libro de poemas, Juan Bonilla entrega una obra de plena madurez donde se alternan los tonos elegiacos y una suerte de vitalismo desengañado que no renuncia a celebrar el esplendor del mundo, sin dejar de ver ni de señalar sus miserias. Desde el inicio, "Los días heterónomos" parte de la limitación provocada por la enfermedad para constatar su paradójica ampliación de campo, el acceso a una que es descrita con la rica e imprevisible imaginería del autor, siempre alejada de los modos consabidos. Estructurados en cuatro secciones de nueve composiciones cada una, a las que se suman un prólogo y un epílogo en verso, los poemas recogidos en el libro recorren esos días en los que, en efecto, como sugiere el título, , pero también se acogen a la memoria, con gratitud no exenta de aristas, o proyectan una mirada crítica sobre la realidad cotidiana, de algún modo redimida por el don '' que la convierte en acuñación memorable: . En el proceso de edición, el autor ha añadido al original premiado por el Hermanos Machado, cinco poemas ya conocidos que encuentran su lugar natural en un libro que tiene mucho de balance o recuento, hecho de fragmentos o cristales rotos con los que fabrica un espejo donde se refleja un hombre dañado pero sereno y como de costumbre incisivo, batallador, dispuesto a seguir entonando .