Si la primera impresión del poeta al llegar a Nueva York fue favorable, mostrándose entusiasmado ante el prodigioso espectáculo neoyorquino, sus rascacielos, su vida bulliciosa, las avenidas de Manhattan, las luces de Broadway al cabo de unas semanas Lorca visitó Harlem, tomando contacto con la realidad de las minorías étnicas norteamericanas y viendo el lado oscuro, amargo, de la sociedad estadounidense. Quizá pueda ser ...
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