A su ciudad casi natal, o quizás mucho más que eso, Wittlin dedicó el ensayo "Mi Lvov". Ello se debió más a una casualidad que a una intención creativa premeditada: al parecer, en los primeros años de emigración neoyorquina de Wittlin, se le ocurrió al poeta Jan Lechon la idea de crear un panorama literario de ciudades perdidas; desgraciadamente, el proyecto no pasó del ...
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