No todo vale "¿Qué hace un científico hablando de ética?"

«Para quienes piensan que la investigación científica no está regulada y que los científicos hacemos lo que queremos». Que no son pocos. Que hemos visto muchas películas. Que muchas personas piensan en los descubrimientos científicos actuales y temen que un día utilicen la edición genética para crear personas alfas, betas, gammas, deltas y epsilones, que en base al registro de nuestro ADN determinen lo que podemos y no podemos hacer, que haya granjas de personas clonadas que sirvan como repositorio de órganos de repuesto ¿Somos unos exagerados? No parece descabellado que podamos estar asustados porque sí hemos leído o escuchado las barbaridades que se hicieron durante la segunda guerra mundial por parte de los médicos nazis alemanes del tercer Reich. Experimentos terribles e injustificables realizados sobre seres humanos, que dieron lugar al juicio y al código de Núremberg. Y lo que muchas personas no saben y se explica en el libro es que hubo experimentos igual de terribles desde Estados Unidos de América y Japón. Lo sé, la cosa parece empeorar. Lo único positivo es que todos estos despropósitos dieron lugar a la creación de la bioética como disciplina. Y la bioética es la heroína del libro. Es la que impide que quienes se dedican a la ciencia puedan hacer lo que les dé la gana, aunque tengan capacidad para hacerlo. Entre otras cosas, Lluís Montoliu cuenta en el libro: » Todas las normas que hay que seguir en la investigación con animales. Tema controvertido donde los haya. » Como ya no puede repetirse lo que pasó con Henrietta Lacks, de quien se obtuvieron células tumorales (HeLa) sin su consentimiento, células que han sido utilizadas por miles de investigadores en todo el mundo. » Que no se pueden editar embriones humanos. » Los problemas que puede haber con el trasplante de órganos de animales. Respondedme a esto: ¿cuántas células de cerdo debe haber en una persona para que deje de ser persona y pase a ser un híbrido cerdo-persona? En este libro descubrimos buenas y malas prácticas y como estas últimas han dotado a la bioética de más restricciones.