, este fue el credo estético de Schrader al que siempre fue fiel, pues como geógrafo transmitió la verdad de las montañas y como artista su belleza. Franz Schrader (1844-1924) descubrió su vocación en 1866, cuando de vacaciones en Pau, divisó de madrugada la silueta de los Pirineos y se enamoró inmediatamente de la cordillera. A causa de esta atracción decidió ser geógrafo, senderista, dibujante y pintor, erudito y divulgador, topógrafo y cartógrafo: su vida estuvo centrada en los Pirineos, abordándolos desde todas estas facetas.