(Del prólogo de Violeta Gil).
"caballo"
saliendo por Mérida
me he cruzado con un caballo delgadísimo
podrías cantar villancicos
raspando un tenedor en sus costillas
podrías lavar la ropa de cama
raspándola en sus costillas
comía el caballo del pasto secano verano
y se doblaba hacia delante enseñando los dientes
por un segundo
cruzamos los ojos e intercambiamos los cuerpos
él un niño que escapa del campo
yo un caballo famélico que lo mira
sal de aquí le digo al niño
que las nubes no nos esconden
que la tierra no nos alimenta
que las encinas se mueren ancianas
pero los caballos y los niños pronto
que no estás hecho tú pa el hambre
ni pa que se te seque la lengua
madre mía si hubieras visto tú aquel caballo
podrías afilar las navajas
raspándolas en sus costillas