Toda mi violencia es tuya

«No hay hostias ni fuego, pero la palabra y la burocracia generan más violencia que cualquier contenedor iluminado». La violencia atraviesa los cuerpos, somos parte de ella y nos representa de una manera u otra. Con esta novela, Carolina pretende interpelarnos y darnos una descarga eléctrica en el cerebro con las experiencias vitales de su protagonista, la Jara, a través de peleas y botellones, el sentimiento de pertenencia, los conceptos como ciencia y Dios (sin «o»), pero también los trastornos alimenticios o las relaciones jodidas, demostrando que todas las personas somos violentas, y recibimos y/o ejercemos la violencia. Dos espacios y dos tiempos (Badahó, en la era de los dosmiles y Madrid en la actualidad), que se fusionan con el arte, la cultura y la danza: las herramientas perfectas para la liberación, la sanación y la supervivencia de nuestra protagonista. Como andaluzas, y por proximidad cultural, nos sentimos identificadas con lo que nace desde las llamadas periferias, siendo ahora más necesario que nunca encontrar un relato donde se posicione a ExTreMaDuRa en la literatura, utilizando el lenguaje de la tierra para tratar temas que son tan universales como la violencia en la adolescencia, y de cómo esta, a día de hoy, sigue estando muy presente, y te duele, te asfixia y te revienta hasta el punto en el que solo te queda bailar (o quemar alguna sucursal bancaria).