«Nombrar el mundo ya es traducirlo. Octavio Paz sostiene esto mismo: que el lenguaje humano ya es, en esencia, una traducción del mundo no verbal. Más importante aún: nombrar el mundo es mirarlo, ya sea con los ojos de la cara o de la mente. Miramos o imaginamos las cosas para las que, o bien ya tenemos un nombre, o se lo proporcionamos en ...
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