La Brigada de Investigación Social, conocida por la oposición antifranquista como «La Social» o «La Secreta», dependía de la Dirección General de Seguridad. Durante el régimen, una obsesión de la DGS fue el control de la subversión. Para ello crearon un servicio de seguimiento de 'activistas' y 'desafectos', tanto en España como en el exterior, y establecieron relaciones con centrales de inteligencia de otros ...
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