Una mentira sobre el pasado es reconfortante, confirma sensaciones sobre las cuales -de otro modo- se sentiría vergüenza, y fija puntos de referencia tranquilizadores, sin importar si son verdaderos o falsos. Destruir una patraña de carácter histórico, entonces, tiene dos efectos: el primero es corregir el conjunto de informaciones sobre el pasado que se utilizan para construir la propia memoria individual y colectiva; un ...
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