La correspondencia de Henry James con el joven escultor Hendrik Christian Andersen, a quien conoció en Roma tras haberle comprado un pequeño busto de terracota, es, en palabras de su biógrafo Leon Edel, «la parte más triste y extraña de su epistolario». Las relaciones entre los dos hombres no fueron simples. James consideraba a Andersen con la visión de su propia juventud, la de ...
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