Lázaro de Tormes, con una ironía no exenta de amargura, justifica la narración de sus "fortunas y adversidades", "porque consideren los que heredaron nobles estados cuán poco se les debe, pues Fortuna fue con ellos parcial, y cuánto más hicieron los que, siéndoles contraria, con fuerza y maña remando, salieron a buen puerto". Andersen, hijo de un zapatero remendón y de una lavandera, escribe ...
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