Con el tiempo, si hemos vivido (si hemos sufrido), uno comprende que, más que dueños de una verdad absoluta, somos dueños o testigos de algunas experiencias, desde luego siniestras. Yo, por haber sido siempre un personaje insignificante, tengo como testigo una posición privilegiada. Campesino, obrero en una fábrica, becado del "gobierno revolucionario", joven comunista, estudiante universitario, escritor marginado, prófugo y presidiario. Y soy ahora ...
24,00 €