No hace tanto que las sardinas eran meramente un plato «canalla», al decir de Julio Camba, digno solo de establecimientos llenos de un humo que se adhería a la ropa como una segunda y nada agradable piel o de chiringuitos de playa, de puerto o de romería. Y sigue siéndolo, en buena medida, en muchos lugares, caídas como están en el exilio bullanguero del ...
15,00 €