En 1946, en París, Georges Brassens cultivó la amistad con algunos activistas anarquistas de su barrio, en concreto con el pintor Marcel Renot y con el poeta Armand Robin (de quien en Pepitas publicamos un libro extraordinario 'por su impresionante lucidez' titulado "La falsa palabra"), y estos encuentros decisivos, sumados a la lectura de algunos clásicos libertarios 'Bakunin, Kropotkin y Proudhon, entre otros', llevaron ...
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