Según la costumbre de la época, el 19 de octubre de 1837, antes de proceder a su fusilamiento, a Charles Lewis Gruneisen le preguntaron si deseaba que se llamara a un sacerdote para poder confesarse. Su respuesta fue la que cabía suponer de un buen anglicano: 'tengo mucho que confesar ante Dios, pero nada ante los hombres.' Cómo un corresponsal del 'Morning Post', uno ...
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