Los rumores de las intrigas que llegaban de Francia obligaron a Napoleón a abandonar el grueso del ejército en su lenta retirada para llegar cuanto antes a París. Durante aquel periplo de incógnito, Caulaincourt acompañó al Emperador atravesando países amigos y enemigos. «Si nos detienen, imaginas la pinta que tendríamos en una jaula de hierro en la plaza de Londres», bromeaba Napoleón. Consciente de ...
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