El sujeto moderno no puede tomarse honestamente en serio la creencia en una divinidad antropomórfica a la que dirigirse como a un tú, y por ello no es casual que termine decantándose por el panteísmo, cuando menos implícito, de las espiritualidades sin credo. Y es que donde Dios es el Uno-todo no hay alteridad que valga. Sin embargo, la predicación cristiana supuso en sus ...
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