Poco a poco, Martín salió de su escondite. A cuatro patas, para que no lo vieran, avanzó hacia la habitación de mamá y papá. ¡Quería contarles su aventura de pe a pa! La puerta estaba extrañamente cerrada. Se pegó a ella para investigar y escuchó: papá respiraba cansado, como cuando iba al monte. Y mamá, también. ¡Ahí va! ¡Les ha salido una montaña en ...
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