«En las inscripciones funerarias tempranas, los muertos rogaban al paseante: 'préstame tu voz', para revivir y anunciar quién yacía en el sepulcro.» Lo cuenta Irene Vallejo en su libro "El infinito en un junco". "Préstame tu voz" es el resultado de ese diálogo entre los muertos y los vivos, entre las distintas voces que somos, entre la madre y la hija que ahora es ...
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