Cuando Mencken critica no es por lucirse, sino porque el tema le apasiona. Su escritura era contundente y despierta, y un siglo más tarde sigue sin sonar embalsamada. De su amor por el periodismo (que tildó de «vida de reyes») robó el don de la oportunidad y la prohibición absoluta de aburrir al lector. Uno se siente en presencia de alguien elegante hasta en ...
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