Al poder no le gusta la risa. Es más, la Risa podría ser (tendría que ser) un instrumento revolucionario. Así pensaba yo en mi ingenuidad hace muchos años. Por desgracia, esta idea no se sostiene: el Poder también se ríe ¡y de qué modo! De manera que el objeto de este estudio se desplazó: de analizar la Risa como arma revolucionaria se convirtió en ...
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