Desde finales del S. XIX los pelotaris profesionales compitieron en popularidad con los más afamados toreros y se levantaron para el juego de pelota frontones con capacidad para cuatro mil y cinco mil espectadores y las comodidades de un teatro. Con el tiempo, todos esos frontones, excepto el Beti Jai qe sobrevive en ruinosas condiciones en la calle Marqués de Riscal, fueron desapareciendo.
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