La lujuria es hoy uno de los pecados menos pecaminosos. En una época en la que el egoísmo y la mal entendida libertad desembocan en una sexualidad desbocada, conviene recordar que la lujuria está muy lejos de ser una mera liberación de tabúes o una ruptura con el «moralismo cristiano». La lujuria deja víctimas a su paso: adictos a la pornografía; niños que, cada ...
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