«Al pretender caracterizar los lenguajes (y en particular la palabra escrita) por algún rasgo peculiar y común a todos ellos, nos encontramos ante la realidad inmediata (cuya trivialidad inocente nos invita a retroceder) de que todos poseen un poder para «comunicar» algo, de que todos son instrumentos para la «comunicación», y que es precisamente este «ser para la comunicación» la justificación utilitarista de la ...
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