A veces olvidamos que la creación literaria y sus sublimidades --sobre todo si son la obra de una imaginación romántica- tienen lugar entre rutinas domésticas; que los poetas tienen familia, amigos, vecinos, algunos de ellos con «unas patatas muy grandes y planas»; que comen, duermen, pasean, tienen dolor de cabeza y juegan a las cartas. Los "Diarios" escritos en Alfoxden (1798) y Grasmere (1800-1803) ...
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