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La mala vida en la Sevilla de 1600 "Memorias secretas de un jesuita, 1575-1610"

La mala vida en la Sevilla de 1600 "Memorias secretas de un jesuita, 1575-1610".

Autor/es

  • EAN: 9788417950910
  • ISBN: 978-84-17950-91-0
  • Editorial: RENACIMIENTO, EDITORIAL
  • Colección: Biblioteca de la Memoria. Serie menor
  • Encuadernación: Rústica
  • Medidas: 15 X 21 cm.
  • Páginas: 422

21,90 €

Disponible en 4-10 días

La crónica del jesuita Pedro León (1545-1632) es uno de los testimonios más fascinantes que conozco sobre la Sevilla del Siglo de Oro, pues el Padre León fue contemporáneo de Miguel de Cervantes y Mateo Alemán, y por lo tanto "La mala vida en la Sevilla de 1600" dialoga con el "Guzmán de Alfarache" (1599) y el "Quijote" (1605), así como con otras fuentes de la época como la "Historia de Sevilla" (1587) de Alonso de Morgado y la "Relación de la cárcel de Sevilla" de Cristóbal de Chaves, redactada a fines del siglo XVI. Pedro León ejerció su ministerio en la Cárcel Real, en los arrabales de las murallas y sobre todo en el «Compás de la Laguna» o mancebías de El Arenal sevillano, donde el autor alternó con «hombres desalmados, delincuentes, inquietos, valientes, valentones, bravotines, espadachines y matadores y forajidos». Todas las ficciones que en los últimos años han recreado la Sevilla del Siglo de Oro han recurrido a "La mala vida en la Sevilla de 1600", desde las aventuras del Capitán Alatriste hasta la serie "La Peste", pasando por "Martín ojo de plata" y "La leyenda del ladrón". Como nobleza obliga, yo le debo al jesuita jerezano el marco histórico de mi novela "Neguijón". Publicada por primera bajo el título "Grandeza y miseria en Andalucía" (Granada, 1981) por el historiador Pedro Herrera Puga S.I., como una monografía académica ya descatalogada, "La mala vida en la Sevilla de 1600" se reedita de nuevo en una edición dirigida al gran público al cuidado de Bernardo Fernández, quien ha modernizado la sintaxis y «suprimido las prolíficas y frecuentes invocaciones de carácter religioso del original» para facilitar la lectura del curioso y del investigador (Fernando Iwasaki).

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